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sábado, 17 de enero de 2015

VEINTE MIL LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO

Era inevitable en esta sección mencionar tarde o temprano a Julio Verne.
Veinte mil leguas de viaje submarino es, para un servidor, su obra magna.  Trata la novela del encuentro y posterior convivencia de cuatro personajes, extraños entre sí, que el azar ha reunido en un artefacto submarino llamado Nautilus.
El Nautilus es una nave subacuática magníficamente acondicionada, que permite a sus tripulantes trasladarse a cualquier punto del globo bajo las aguas del mar.  Su creador, el capitán Nemo, es un hombre solitario de origen hindú (como sabremos después, en La isla misteriosa) que ha roto con el mundo.  Como diría un día al profesor Aronnax: "Yo no soy lo que usted llama un hombre civilizado.  He roto con toda la sociedad por razones que sólo me conciernen a mí.  Luego, no estoy sometido a ninguna de sus reglas y le pido que no hable jamás de ellas delante de mí".  Pero también es un hombre humanitario con todos aquellos que la sociedad margina.
Su navío le permite sentirse dueño y señor de todos sus actos y de todos los parajes donde ningún ser humano ha podido llegar.  Es un hombre culto.  Posee una biblioteca con doce mil volúmenes, escritos en varios idiomas, y una extraordinaria colección de obras de arte.
Pero cuando el capitán Nemo se siente más seguro en su encierro voluntario, aparecen el profesor Aronnax, Consejo y Ned Land.  El profesor Aronnax es un científico, profesor del Museo de Historia Natural de París, apasionado por todo lo relacionado con el mar.  El encuentro con el Nautilus es para él una fuente inagotable de experiencias que enriquecerán sus conocimientos de las profundidades submarinas.
Consejo es el criado de Aronnax, al que acompaña en todos sus viajes (Verne y sus inevitables criados).  Debido a sus relaciones con los científicos, se pasa el día clasificando la flora y la fauna que se le ponen por delante, pero lo hace de una forma bastante superficial.  Es tranquilo por naturaleza y hay muy pocas cosas que le hagan perder la paciencia (Verne y el sentido común de sus inevitables personajes secundarios).  Se encuentra en el Nautilus como en su propia casa.
Ned Land es un arponero del Canadá.  "El rey de los arponeros", según justifica su fama (guiño a Melville).  Tiene un carácter muy irritable y sólo piensa en huir del navío y volver a la civilización.  No soporta estar encerrado ni tampoco las comidas de a bordo, aunque en más de una ocasión ha tenido que reconocer que están muy buenas.
Así pues, este libro relata las aventuras de estos cuatro personajes a través de veinte mil leguas de recorrido por las zonas más insospechadas del Océano.  Sus temores y satisfacciones.  Los intentos de fuga de Ned Land, a los que más tarde se unirán sus compañeros.  Sus relaciones con el capitán Nemo, siempre frío y distante, salvo contadas excepciones. El misterio de la tripulación.  Las maravillas del mundo submarino décadas antes de que nos lo descubriese Jacques Cousteau.  Los mecanismos que mueven al Nautilus.  Todo esto y mucho más se encuentra contenido en este relato futurista y extraordinario, escrito con gran abundancia de detalles, que mantiene el interés desde el inesperado principio hasta el desenlace final.
Julio Verne nació en Nantes (Francia) en 1828 y murió en 1905.  Estudió Leyes en París, pero pronto dejó sus estudios para dedicarse a la literatura.  Al principio probó suerte con el teatro.  En cambio, fue la novela la que le dio renombre universal.  Supo rodearse de un eficaz equipo de colaboradores que le proporcionaron los datos esenciales de sus obras.  En alguna de dichas obras se anticipó al avance real de la ciencia misma, y construyó imaginariamente máquinas y artefactos fantásticos, llegando a ser algunos de ellos una realidad en fechas venturas.  En Viaje a la Luna, asombra comprobar que el lugar de lanzamiento del cohete coincida con Cabo Cañaveral, en Florida y que su punto de recuperación sea en el océano Pacífico, así como el sistema de propulsión sea el mismo.
Verne saltó a la fama con Cinco semanas en globo.  En ella se encuentran ya las características de temas fantásticos, en general de largos viajes, y una sencillez y amenidad de estilo que abarcarían a toda su amplia y popular producción literaria.
Verne fue un escritor progresista y está considerado como el maestro de la novela científica y geográfica, así como el padre de la ciencia ficción.  Fue un ardiente defensor de los movimientos de liberación nacional, quedando reflejados éstos en sus obras El archipiélago de fuego, la independencia griega; Matías Sandorf, el nacionalismo húngaro; El piloto del Danubio, la lucha de los búlgaros contra la opresión turca; Un drama en Livonia, las luchas nacionales entre los barones bálticos y los campesinos rusos; y La caza del meteoro, donde llega a imaginar una Groenlandia convertida en estado independiente.
Verne se sintió fascinado al principio por la sociedad norteamericana -veintitrés de sus novelas transcurren en los Estados Unidos- porque su desarrollo técnico, económico y demográfico confirmaban en parte sus previsiones.  Asimismo defendió apasionadamente la abolición de la esclavitud.  Pero poco a poco comprendió que el progreso científico e industrial no estaba al servicio del bienestar general, y su admiración se fue convirtiendo en escepticismo y más tarde en crítica profunda y futurista de aquel país.
Para concluir diremos que si bien es verdad que no todas las previsiones del autor se han cumplido al pie de la letra (todavía), no conviene olvidar que en la obra de Julio Verne están presentes, eso sí, todos los problemas graves que preocupan y están relacionados con el hombre.  Y una buena aproximación a este pensamiento lo encontramos en las imprescindibles Veinte mil leguas de viaje submarino.